La Ciudad

Arroyo prohibió a sus funcionarios hacer declaraciones sin supervisión previa

Lo hizo a través de un memorándum. Busca no cometer más errores mediáticos que lo alejen de su objetivo reeleccionista.

Para evitar los errores que él mismo cometió a raudales. Para que sus secretarios no vuelvan a verse involucrados en polémicas innecesarias. Y para que nada se salga de sus casillas cuando hay un proyecto reeleccionista en marcha. El intendente Carlos Arroyo prohibió a sus funcionarios hacer declaraciones a los medios sin previa autorización de la Subsecretaría de Comunicación.

La decisión quedó reflejada en un memorándum que difundió el portal loquepasa.net: “Por disposición del suscripto, ningún funcionario de cualquier rango o jerarquía perteneciente a la gestión de gobierno a mi cargo podrá hacer declaraciones en los medios de comunicación sin previa supervisión de la Subsecretaría de Comunicación”.

Aunque no lo diga, el primero en sujetarse a esa regla fue él mismo. Arroyo solía dar declaraciones a la prensa casi todas las semanas. Prefería como marco las recorridas por obras de pavimentación junto al presidente del Emvial, Pablo Simoni. Y cualquier acto era una oportunidad para que acercarse a los micrófonos.

Pero los errores se fueron acumulando. Con sus palabras, el jefe comunal abrió frentes de conflicto por todos lados: con la oposición, con el oficialismo y, sobre todo, con las autoridades nacionales y provinciales. Así, no paró de retroceder casilleros en la estima de los jefes de Cambiemos. Por caso, en agosto del año pasado llegó a decir que la Provincia y la Nación ayudaban a Mar del Plata porque tenía que ganar las elecciones.

Hubo otras frases que le granjearon repercusión nacional. “Vamos a mandar a alguna chica bonita a convencer empresarios que vengan a invertir a Mar del Plata”, dijo cuando arrancó la última temporada. Los repudios se apilaron.

Pero las incursiones mediáticas controvertidas no lo tuvieron como protagonista exclusivo. El secretario de Salud, Gustavo Blanco, comparó a una mujer que dormía en la calle con “un perrito” que vuelve al lugar donde se siente cómodo.

En cambio, el secretario de Economía fue un ejemplo de mutismo. Exasperante: al presentar el presupuesto, no explicó ni cuánto iban a aumentar las tasas este año. Hasta que, a poco de que este año se trataran en el recinto, decidió lanzar duras críticas contra el radicalismo, aliado del gobierno en el Concejo. Luego debió aclarar, mediante un comunicado, que sólo se refería a “algunos concejales”.

Al abrir las sesiones ordinarias, Arroyo finalmente lo reconoció: “Fallé en la comunicación”. Ese comentario obró como un anuncio: a partir de allí reestructuró el área de comunicación. Pero los errores continuaron (la incursión mediática de Mourelle sucedió tras el armado de la nueva subsecretaría). Por eso ahora, con el objetivo definido de recuperar el terreno perdido en la relación con la gobernadora y el Presidente para posicionarse rumbo a las próximas elecciones, la mordaza mediática será más estricta.

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